
Circular desde
la escuela rural
El proyecto «Circular desde la escuela rural» es un proyecto de cooperación entre grupos de desarrollo rural dirigido por la Asociación Territorio Mudéjar.
El objetivo es desarrollar materiales educativos en torno a la identidad mudéjar de los pueblos poniendo como centro del proyecto a las escuelas rurales y a la comunidad educativa de los pueblos.
A partir del trabajo desarrollado, los alumnos de cada escuela han diseñado un paseo por su localidad en el que se pueden ver los principales puntos de interés y su vinculación con la cultura mudéjar.
Gelsa
El recorrido se ha realizado siguiendo el modelo de trabajo de las escuelas que participaron en el proyecto y adaptado a la localidad de Gelsa.
Gelsa sobresale por la riqueza de su legado histórico y cultural, resultado de siglos de coexistencia entre cristianos, musulmanes y judíos. Uno de los elementos más representativos de su arquitectura es el uso tradicional del yeso, presente aún hoy en muchas construcciones, y que confiere al municipio una identidad única y reconocible. Además, su ubicación junto al río Ebro ha propiciado el desarrollo de un complejo sistema hidráulico, en el que destacan el azud, las norias y las acequias, fundamentales para el riego y el sustento agrícola de la zona. Este entramado patrimonial convierte a Gelsa en un testimonio vivo del ingenio hidráulico tradicional y de la riqueza cultural que ha moldeado la ribera del Ebro a lo largo de los siglos.
1. Historia de la localidad
El casco histórico de Gelsa, con su trazado de influencia islámica, tiene en la Calle Cubiertos su principal exponente. Esta fue el eje central de la antigua morería, el barrio donde vivían los mudéjares. Su nombre se debe a los «cubiertos», unos pasadizos que conectan las casas y crean una atmósfera típica del urbanismo islámico. Este trazado de calles estrechas, irregulares y laberínticas, además de tener un carácter defensivo, cumplía una función climática, ya que proporcionaba sombra y frescor, elementos esenciales en un territorio de fuertes contrastes climatológicos.
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2. Materiales de construcción
En esta esquina se puede observar una interesante combinación de materiales, que refleja la herencia islámica y la adaptación a los recursos locales. Encontramos el ladrillo conviviendo con la madera, tan característico en las estructuras mudéjares. A estos se suman el yeso, material de cercanía y propio de la localidad, y la piedra caliza, extraída de canteras, que demuestran el ingenio y la practicidad de las técnicas constructivas de la época. Un detalle distintivo es el uso del yeso rojizo de Calanda, que aporta un toque de color y conecta la arquitectura del pueblo con la de su entorno geográfico. Por otro lado, la presencia del agramilado, el tipo de decoración más común. Esta combinación es una muestra del uso de elementos de cercanía, una idea fundamental en la construcción mudéjar.
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3. Mecenas del arte mudéjar
En el corazón del antiguo barrio morisco se alza el Antiguo Hospital de Peregrinos, fundado por la Orden de Malta y testimonio del papel de los grandes mecenas eclesiásticos en la historia del pueblo. Impulsado por la Iglesia y sostenido por donaciones de las élites religiosas, este edificio acogía a viajeros y necesitados que recorrían antiguos caminos de fe. Aunque modesto en apariencia, forma parte de una red de construcciones que combinaban solidaridad, devoción y poder, y que hoy nos conecta con el espíritu hospitalario del pasado.
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4. Coexistencia de culturas
La Plaza de la Dula es el lugar donde la historia de cristianos, judíos y musulmanes (llamados mudéjares a partir del dominio cristiano) se encuentra. Su nombre proviene de la palabra árabe «dawlah», que se traduce como «turno» y evoca la vida cotidiana de la época. Aquí, un pastor recogía las cabras de la comunidad, marcadas para pastar de forma organizada. Esta plaza, nacida del asentamiento islámico del siglo VIII, no era solo un punto de encuentro para el ganado; era el corazón de una coexistencia en la que las tres culturas compartían un mismo espacio, dejando su huella en el trazado del pueblo.
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5. Reminiscencias del mudéjar
La Iglesia de San Pedro Apóstol nos cuenta una historia de continuas transformaciones arquitectónicas. En su lugar se erigió primero una iglesia mudéjar, de la cual no se conserva nada. La planta original data del siglo XVII, pero lo que vemos hoy en día es el resultado de una reconstrucción industrial del siglo XIX. A pesar de estas evoluciones, la iglesia conserva reminiscencias del pasado. Su elemento más distintivo es la torre, construida con ladrillo, el material por excelencia del mudéjar. De esta forma, la iglesia es ejemplo de cómo las técnicas y materiales de la herencia islámica perduraron en el tiempo, adaptándose a nuevas épocas y estilos.
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6. Importancia del agua
En Gelsa, el agua es un pilar fundamental de su identidad, heredado de la tradición musulmana, que lo consideraba un elemento sagrado y purificador, símbolo de vida y fuente de prosperidad. Una fotografía de la antigua barca de sirga que conectaba cada orilla del río Ebro y una pequeña escultura de ella sirven como símbolos de este legado. Esto nos remite al ingenioso conjunto hidráulico actual, que incluye un azud, 3 norias, un sistema de acequias y la antigua fábrica de harina. Este conjunto es la muestra de cómo estas técnicas, herencia de siglos de historia, transformaron para siempre el paisaje y la vida de Gelsa.
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